
Beneficios de meditar
¿Por donde empezar?
Aquí te damos algunos tips para que inicies tu camino a la meditación...
Meditación principiantes
¿Qué es la meditación?
Hay muchas maneras de definir la meditación. En su forma más simple, se trata de mantener un estado consciente. Ese estado consciente puede ser respecto a un objeto determinado, a un concepto , o puede ser una meditación genérica que nos permita estar alerta de todo lo que ocurre alrededor.
El estado consciente de la meditación es un estado que se aleja de la indiferencia y también se aleja de la tensión. Es una consciencia tranquila que toma nota de lo que ocurre pero sin dejar que eso altere su estado.
Motivos para meditar
Hay tantos motivos para meditar que puedes escoger los que más se adapten a tu forma de ser:
- Elimina el estrés y te permite responder con mucha más tranquilidad a las situaciones que se presentan en la vida diaria.
- Permite disfrutar de una manera que nunca hubieras imaginado de cualquier situación por rutinaria que parezca.
- Tiene beneficios mentales como aumentar la felicidad, la memoria y la concentración.
- Hay investigaciones que indican que pueden existir beneficios para la salud, como para el corazón o para la tensión arterial.
- Es útil también para eliminar el cansancio.
¿Cómo meditar?
Decir como meditar sería como decir como preparar la cena. Hay tantas maneras de meditar que es imposible mencionarlas todas. Además lo importante no es cómo medites sino que medites, así que aquí mencionaré la manera más sencilla posible de meditación, que además es la que yo practico.
1. Busca un lugar tranquilo y una hora adecuada.
Las mejores horas son antes de acostarse o después de levantarse. A mí personalmente me gusta meditar justo después de levantarme porque me deja en un estado de relajación muy adecuado para afrontar el resto del día, y además me ayuda a despertarme del todo.
Es importante que nadie te moleste, y como es obvio que tengas desconectado el móvil. ¿O acaso pensabas twittear "estoy meditando"?.
El lugar no hace falta que sea muy especial. A mí me gusta que esté en cierta penumbra, porque eso me permite relajarme mejor.
2. Dedícale un tiempo determinado previamente.
Según tu finalidad puedes dedicarle más tiempo o menos. Yo le dedico diez minutos. Seguro que a algunos les parece muy poco y a otros les parece un mundo. A mí de momento me parece bien.
Para empezar puedes marcarte un objetivo muy factible como dos minutos. Así te será más difícil decir que no tienes tiempo. Y luego si te apetece puedes ampliarlo a un tiempo superior. Para poder llevar el control está bien usar un cronómetro de cuenta atrás ( como el que hay en todos los relojes electrónicos) o un avisador de esos que hay en la cocina con forma a veces de gallina o de huevo que te avisa cuando pasa el tiempo.
3. Siéntate en una posición en la que estés cómodo, con la espalda bien apoyada en el respaldo, y las manos en una postura cómoda.
A mí me gusta poner las palmas hacia arriba apoyadas sobre las piernas, porque eso me hace sentirme más receptivo, pero eso es indiferente siempre que se trate de una postura en la que no tengas tensión.
Olvídate de la postura del loto y del semi-loto. Eso es absolutamente prescindible, y además son posturas muy incómodas, adecuadas solo para practicantes avanzados.
4. Respira de una manera lenta y profunda, dejando que el aire llegue no sólo a tu pecho sino también a tu abdomen y centra tu atención en tu respiración.
Cuenta mientras el aire entra en ti. Luego haz una breve pausa en la que ni inspiras ni expiras, y luego cuenta de nuevo según estás expirando. Intenta establecer un ritmo con el que te sientas cómodo: por ejemplo Inspirar 1,2,3,4. Parada. Expirar 1,2,3,4.
Opcionalmente puedes imaginar el aire que entra como energía que llega a ti, y el que sale como estrés que te abandona. O puedes visualizar las partes del cuerpo por las que atraviesa el aire e imaginar que se van revitalizando. Pero eso no es importante.
Lo único importante es que sigas atento a la respiración y contando. En algún momento te perderás. No importa. Es tu mente acostumbrada a brincar como un mono que se rebela ante la disciplina. No te fuerces ni te castigues a ti mismo por la distracción, es algo totalmente normal. Simplemente toma tu atención y dirígela de nuevo a la respiración. Haz eso todas las veces en que tu mente se distraiga.
5. Intenta meditar todos los días, sin perderte ninguno. Si algún día estás más apurado haz una meditación de 2 minutos, o incluso de 30 segundos. Si perseveras, verás como se convierte en un hábito del que no quieres prescindir
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